Asturias cuenta con una situación privilegiada en cuanto al montañismo se refiere. La Cordillera Cantábrica ocupa aproximadamente el 25 % de la superficie total de la provincia. La mayor parte de sus cumbres alcanzan los 2.000 m. de altitud, y a veces los sobrepasan ampliamente.
Su variedad y belleza paisajista la convierten en terreno idóneo para la practica del montañismo en todas sus facetas: excursionismo, ascensiones e esquí de travesía. Por su abrupta constitución (profundas gargantas, abundancia de paredes y agudos torreones), ofrece una magníficas posibilidades para la escalada.
De entre los innumerables lugares donde se levanta alguna peña, relativamente próximos a los principales núcleos urbanos, es donde se han creado las llamadas escuelas de escalada, zonas de baja altitud carentes de los rigores invernales de la alta montaña, donde los escaladores pueden mantener la forma síquico-física durante los periodos de mal tiempo.
En sentido la Escuela de Quiros fue pionera en Asturias. En ella el escalador puede concentrarse mejor en los problemas intrínsecamente técnicos.
